lunes, 17 de septiembre de 2012

Mamá, tengo un amigo!

Al alcanzar determinadas edades nuestros hijos empiezan a distinguir lo que esta bien y lo que esta mal. Y, en muchas ocasiones, esto provoca en ellos una actitud crítica con las personas que les rodean. Especialmente sus amigos o compañeros de clase. Empiezan a juzgar severamente los comportamientos de sus amigos. Ellos se ven a sí mismos cargados de razón y hasta se creen mayores cuando emiten su veredicto. Pueden llegar a pensar que con sus razonamientos están agradando a sus padres por ver las cosas negativas. Estos comentarios que nos hacen se pueden convertir en oportunidades para identificar objetivamente el hecho del que hablan, darle la proporción adecuada y seguidamente enseñarles a ver las virtudes o cosas positivas de ese amigo determinado. La lealtad se enseña desde pequeños. Los padres también debemos enseñar con nuestro ejemplo a ser buenos amigos. No deberíamos consentir nunca que se hable mal de nadie en casa. Tenemos que saber transmitir que la amistad es un tesoro, un regalo, que hay que cuidar y por el que hay que luchar. Tenemos que hablar de nuestros amigos, de sus cosas buenas, de lo que aprendemos de ellos, de lo que hacemos por ellos aunque nos cueste.