Se acercan las vacaciones estivales. Empezamos a organizar en nuestras cabezas como ocupar el tiempo de nuestros hijos en verano. Hacemos reservas en campamentos, colonias y cursos de verano. Queremos que no estén ociosos y que aprovechen las vacaciones para desarrollar otros talentos. Idiomas, deportes, granjas-escuelas, aventura, voluntariado.
Todas estás iniciativas pueden resultar una solución óptima para muchas familias. Pero no debemos olvidar que en la playa, en la montaña o incluso en la piscina se puede practicar deporte, enfrentarte a aventuras apasionantes e incluso desarrollar nuevas amistades, que te pueden llegar a permitir practicar algún idioma. El verano hay que planearlo, pero sin estres. Es bueno que nuestros hijos tengan un horario, pero también hay que saber adaptarlo sobre la marcha.
Es el momento donde los hijos deben ver relajados a los padres, cuando uno está legitimado para salirse de lo habitual, incluso saltarse la norma. Es cuando nos ven reir, bailar, cantar, brinacar...Son momentos, que muchas veces nos resultan difíciles, porque de repente convivimos durante 24 horas la familia al completo, pero hay que aprovecharlos mucho porque muchas veces viviremos de las rentas de ese disfrute estival.