Sabemos que una buena comunicación con nuestros hijos debería ir acompañada de cariño, sinceridad y tranquilidad. En psicología se dice que en una buena conversación con los pacientes lo primero es escuchar, después escuchar, y al final preguntar para seguir escuchando.
Nuestro hijos, muchas veces, eligen los momentos más inoportunos para nosotros, para comunicarse. Por otro lado, nos ha tocado vivir en un momento dónde nos falta tiempo para todo. Pero quizás la oportunidad de escuchar a nuestros hijos no la deberíamos dejar pasar por alto.
El coche, apagando la radio, o el dvd, el ir caminando por la calle, las comidas o las cenas compartidas, son buenos momentos para conversar. Si nuestro hijo está de NO, que a veces suele ocurrir, le puede animar a abrirse contarle cosas nuestras.
Siempre es bueno alargar las conversaciones, no cortarlas bruscamente por un motivo poco importante. Lo mejor para que nuestro hijo nos escuche es escucharle nosotros primero.
De esta manera, a pesar de que sean pequeños, adquieren el hábito, y ven algo natural y normal el hablar con sus padres. Así estamos educando en futuro.
Y cuando se suelten y nos cuenten cosas que no nos gusten, nunca elevar el tono, ni enfrentarnos a ellos, sino aprovechar el momento para colocar aquello que sea oportuno.
La confianza que se da a un hijo suele provocar un doble efecto: de manera inmediata un sentimiento de gratitud, porque nuestro hijo se ve beneficiado por un don. Y además, la confianza tiene el efecto de favorecer la responsabilidad.
Nuestra ajetreada vida y estresante diario nos lleva a muchas veces pasar por alto que necesitan abrirse y contarnos cosas, muchas veces las minimas tonterias por eso es importante estas bases q acabas de transmitirnos en tu blog para acordarnos de que es muy importante escuchar y dedicar tiempo. Muchas cosas a la vez no. Pararnos a pensar e intentar economizar tiempos para dedicarselos a ellos. Gracias por mantenernos al dia
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