En esos momentos te gustaría volver atrás, que fuese ayer, y que al acostarte se te hubiese ocurrido acercarte a la habitación de tu hija. Si hubiera sido así, podría haber visto la escalinata a base de libros que mi hija le dejó a Pérez, para que alcanzase, sin poner en riesgo su vida, el dientecillo. Y, ¡cómo no!, el único cuento que no formaba parte de la escalera, era el que llevaba por título, "El ratoncito Peréz". Abierto de par en par se disponía a recibir a su tocayo.
Entre el sobresalto con el que te despierta tu hija ante tremenda decepción, y la falta de agilidad mental propia de esas horas, no había capacidad de reacción. La poca a la que podría aspirar se vino abajo al ver semejante despliegue de medios para recibir a un ratón, que colecciona dientes, y que a cambio te trae una moneda, si ese día tiene cambio, o bien cualquier otro detalle que, en la medida de lo posible, sea pequeño, quepa debajo de una almohada, y no esté envuelto en plástico, para no despertar a la criatura.
Ante la que se me venía encima, decidí enfrentarme a la situación, y utilizar un recurso que nos puede salvar en muchas situaciones imprevisibles: ¡A mi de pequeña, un día, me paso lo mismo! En ese momento mi hija comienza a respirar hondo y sus ojos me empiezan a preguntar.
Es muy frecuente que nuestros hijos no contemplen que sus padres también fueron niños. Y es muy enriquecedor para ellos transmitirles como nosotros hemos pasado por situaciones muy similares a las de ellos, de qué manera nos enfrentamos a los problemas de la niñez y que hábitos positivos hemos adquirido, que ellos puedan verificar hoy en día.
A nosotros, quizás, tampoco nos gustaban las espinacas, y ahora las tomamos con placer una vez a la semana, también nos costaba levantarnos de la cama y ahora lo procuramos hacer con rapidez, en el colegio podíamos tener un mote y lo llevabamos con sentido del humor.
En fin, la vida con nuestros hijos es muy rica y nos ofrece muchas posibilidades en las que podemos utilizar este recurso, sin agotarlo, para desbloquear a nuestros hijos y desdramatizar muchas situaciones.
A mis hija, cuando tiene un problema, lo que más le tranquiliza del mundo es que le diga que a mí de pequeña también me pasaba o ante una cosa de carácter que le diga que yo era igual...
ResponderEliminar¡Buen recurso!
Apunto el recurso. Muy buena la entrada
ResponderEliminarMe encanta lo de la escalera de libros... Y el del ratoncito abierto para saludar... Es sencillamente genial... En esos casos, yo me hago la loca y en cuanto el churumbel se despista...Zas! le meto la moneda debajo de la almohada... Que no has visto bien Marcelino... Que qué despistado,,, Si tienes la moneda aquí... O , mira está aqui en el suelo, se ve que eras el último de la ronda y el pobre ratón, agotado, no tuvo fuerzas para llegar hasta debajo de la almohada...
ResponderEliminarTambién da muy buen resultado escribir una carta,,,
Una carta del puño y letra del ratoncito pérez, da mucho caché a cualquier niño...
Abrazos y a disfrutar...