Hoy en día vivimos en un mundo frenético dónde resulta complicado el verdadero descanso. El trabajo, la familia y todo lo que ello implica hace que siempre estemos cansados. Es algo evidente que el hombre, por naturaleza, siempre se cansa después de realizar un esfuerzo. También es algo evidente que cualquier cosa que merezca la pena cuesta esfuerzo, por lo tanto cansancio. Sólo en el diccionario es anterior la palabra éxito a trabajo.
Partiendo de esta premisa, comentar que uno está cansado, es comentar una obviedad. Nuestros hijos nos presuponen personas que se esfuerzan y trabajan, puesto que se lo exijimos a ellos. Por lo tanto, cuando nos quejamos en exceso, les estamos transmitiendo de alguna manera que, quizás el esfuerzo no mereció tanto la pena, puesto que la consecuencia más inmediata que encontramos es el cansancio.
Este cansancio implica que a mis padres se les cambie el humor y muchas veces no hagan lo que deban porque ¡están cansados!Y nuestros hijos se dan cuenta.
Deberíamos evitar excusarnos en el cansancio para omitir o retrasar cualquier acción con nuestros hijos. Cuando no podamos superarnos deberíamos usar otros recursos y argumentar de otra manera. Y el día que nos superemos, a pesar del cansancio, comunicarlo. A veces es necesario decir a nuestros hijos las cosas para que las aprecien: "Hoy papá está muy cansado , pero cómo sé que esto es importante para ti, para tu hermano, para mamá...vamos a hacerlo".
Todo muy bien... Menos que es exigimos :)
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